La Imagen y Semejanza de Dios en el Hijo Heredero


 El Hijo Heredero. 

Por. Milton Alonso Granados 

Evangelio Eterno del Principio y Fin de los Siglos. 


Para todos aquellos que creen en la Biblia y su lenguaje de enseñanza Adán fue el primer hijo de Dios. El Apóstol Pablo afirma que Cristo es el postrer Adán o segunda manifestación del Hijo de Dios.  

Cuando nos ubicamos en el modelo divino del Tabernáculo mostrado por el Padre a Moisés, o el Modelo divino del Arca mostrado a Noé, entonces entenderemos a Dios desde adentro y desde afuera. 


Moisés por ejemplo fue hombre, pero en su función y relación ante Faraón y para con su hermano Aarón era Dios. 

Éxodo 7.1-Jehová dijo a Moisés: Mira, yo te he constituido dios para Faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. 

Éxodo 4.16-Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios. 


De la misma manera Jesús en su naturaleza de Hijo y de profeta representó fielmente al hombre ante Dios y a Dios ante el hombre. El Tabernáculo ordenado por Dios a Moisés representaba externamente; por su forma, utensilios y materiales a Jesús el Hijo. Una vez pasado el velo el hombre se encontraba con Dios; de manera que cuando vemos cuidadosamente el modelo como un todo en su forma y propósito encontraremos que el hombre ha sido fusionado en una unidad eterna con su creador. 


No podemos olvidar que, en el relato del Génesis, al hombre se le entrega dominio y administración sobre toda la creación.  Todo lo que el hombre debía de hacer era conservar la imagen y semejanza que le daba su poder. Después de la caída, el relato bíblico nos muestra que Adán tuvo hijos y que estos fueron a la imagen y semejanza de Adán y no de Dios. 

Génesis 5.3-Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su SEMEJANZACONFORME a su IMAGEN, y llamó su nombre Set. 


La autoridad divina o poder inmanente de Dios en el hombre descansa sobre la base de la unidad. En el ejercicio bíblico se nos muestra que solo hasta cuando el hombre permaneció bajo la imagen y semejanza del Padre en el hijo tuvo autoridad. Cuando el hombre decide apartarse del modelo divino, entonces la imagen de Dios y la semejanza de su Poder se pierde. 

Este mismo principio de autoridad fue el que mostró Jesús a cada paso, su sujeción al Padre fue absoluta. Tan bien aplicada fue esta verdad que Jesús se manifestó al mundo como Dios y como hombre. Como Dios era escencia y como hombre reflejo y semejanza, de manera que en la unión posicional de estas hermosas verdades descansaba el secreto de su poder y autoridad. 

 

Hebreos 1.1-Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2-en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3-el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas  

 

En el texto bíblico se nos afirma que, así como Dios habló por boca de los profetas, también a Él le ha placido hablar en los postreros días por medio de su Hijo; a quién por cierto la escritura afirma fue constituido heredero de todo. Además de esto, la revelación divina nos aclara que el Hijo heredero o nuevo Adán fue la razón por la que Dios hizo todo el universo. Es importante aclarar que, el poder dado al Hijo, no solo radica en ser de la misma sustancia del Padre, sino que al igual que el antiguo Adán su autoridad estaba inseparablemente ligada a la imagen y semejanza, o resplandor que con su poder gobierna y sustenta todas las cosas.  

 

Juan 5.18-Por esto los judíos aún más procuraban matarle, porque decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios.  

 

La inmanencia es el poder inseparable que une a todas las cosas. La inmanencia afirma que Dios es la causa de todas las cosas y que todo, por lo tanto, está en Dios; por lo que no existe nada fuera de Él. Dios, en este sentido, es el origen o fuente por medio de la cuál todo el Universo se mantiene en perfecto orden y cohesión. 

 

Cuando los judíos procuraban matar a Jesús por hacerse igual al Padre, Jesús, en lugar de excusarse, solo se limitó a explicarles el origen de su Poder y Autoridad. La clave se encuentra en el estado de conciencia que nos hace actuar bajo el principio de esencia, imagen y autoridad. O sea, todos nosotros siendo -al igual que Adán- hijos de Dios, funcionamos bajo el principio de poder inmanente contenido en la imagen del Padre y la semejanza de su Poder.  Ahora, la imagen y semejanza viene a ser una investidura que me lleva de regreso al Edén y me hace heredar. 

 

Juan 5.19-Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. 

 

Jesús aplica a perfección esta maravillosa ley universal de causa y efecto; siendo el Padre la causa y Jesús el efecto, el Señor explica que él, en su posición de hombre no es la causa y que por sí mismo nada puede hacer. Sin embargo, en esta maravillosa unidad el Señor aclara que cuando él ve que el Padre lo hace, entonces él también lo hace.  

 

Podríamos entonces decir que aquello que el Padre no hizo es una obra que se pierde y por tanto una obra muerta. O dicho en palabras de nuestro Señor Jesús “apartados de mí nada podéis hacer” queriendo decir con esto que las obras que permanecen son aquellas que se generan desde el trono y a través de la autoridad que nos da haber recibido su misma imagen y semejanza. De manera que lo que en su imagen o esencia existe, también es reflejado en una semejanza que ha sido habilitada para transformar lo temporal. 

 

 

Filipenses 2.5-Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6-el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7-sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8-y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9-Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10-para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; 11-y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. 

 

La vida de Jesús se caracterizó por utilizar apropiadamente la imagen heredada del cielo y a la vez hacer que en esta semejanza fuera manifestado su poder. Fue la obediencia de un hijo, que consciente de su propósito lo hizo obrar en beneficio de otros y a su favor.  Es así, como en la vida de Jesús encontramos sometimiento y gobierno. Jesús es el modelo, de todo hijo que por ser consciente de su posición sabe alcanzar la gloria y también la exaltación. 

 

 

Hebreos 1.4-hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos. 5-Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi Hijo eres tú, Yo te he engendrado hoy, y otra vez: Yo seré a él Padre, Y él me será a mí hijo? 6-Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios. 

El primer capítulo del evangelio según Juan especifica que “hijo de Dios no es aquel que fue engendrado por carne y sangre, sino por voluntad de Dios.  Jesús siendo engendrado por Dios en la virgen María viene a ser el primogénito de Dios, nuevo Adán o cabeza de la nueva creación. Es muy importante que todo creyente analice todo el camino de humillación, exaltación y gloria recorrido por Jesús. 

Jesús como hijo no solo heredó un nombre que es sobre todo nombre, sino que también fue exaltado hasta lo sumo; además, Juan lo presenta en el Apocalipsis como lumbrera que ilumina con la luz de Dios.  

 

Apocalipsis 21.22-Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. 23-La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. 

 

Así como el Hijo ha sido hecho “heredero de todo” de la misma manera el creyente también. Todo aquel que camina bajo la autoridad divina dada a través de la envestidura de su imagen y semejanza ha heredado con ello todas las cosas.  

 

Hebreos 1.2-en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo. 

Gálatas 47-Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. 

 

1 Juan 222-¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. 

 

Son muchos los teólogos que se esfuerzan por explicar la humanidad y divinidad de Jesús, y es que el Señor en su humanidad cumplió con cada uno de los escritos señalados dentro de los tiempos. En esencia siempre fue Dios, pero en su humanidad no solo rogó por su alma, sino que también alcanzó la exaltación inmanente del hijo que hereda todas las cosas en la imagen y semejanza de su Dios. 

¿Debería el creyente de negar al Padre o al hijo? O, quizá sería mejor que entendamos dentro de la inmanencia y unidad divina el papel que cada uno representa dentro de su maravillosa y eterna creación. 

 

1 Juan 4.3-y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.  

 

Negar la obra de Jesucristo es negarnos a nosotros mismos, es no darnos cuenta de que el Señor abrió un camino de verdad que nos lleva a la vida eterna. Juan 14:6  

 

2 Juan 1.7-Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.  

 

La Obra de Dios en Jesucristo, hijo de hombre o nuevo Adán se manifestó tanto en la carne como el espíritu; no reconocer la manifestación completa y su propósito solo hará que no comprendamos nuestra propia identidad. Razón por la que, a los ojos de Juan, todo aquél que crea enseñe una doctrina sin el hijo, este es “engañador y anticristo” 


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