Cristo en Melquisedec, ¡El Señor de los Tiempos!



Por. Milton Alonso Granados.

Evangelio Eterno del Principio y Fin de los Siglos Inc.

Cristo en Melquisedec, ¡El Señor de los tiempos!  

Viajando en el tiempo.  


¿A usted soñado alguna vez? Confesaré, ¡que yo sí! He tenido un vistazo a lo espiritual y eterno en más de una ocasión. Estar fuera de lo temporal mientras he estado en mi cuerpo o fuera de él ha sido una de aquellas experiencias que te llevan a encontrar tu propio origen.  


No podemos desconocer que somos seres que existimos en dos dimensiones. Sin duda que entendemos el mundo de la vista, lo pasajero y lo temporal. ¿Pero, qué tanto conocemos de nuestra inmortalidad, aquello que es eterno y espiritual? 


La escritura afirma “que Dios puso eternidad en los corazones de los hombres sin que estos sean conscientes de esta verdad.” Esta es una de muchas verdades que la ciencia misma ha descubierto: La materia no se destruye, “solo cambia de estado y se transforma.” En este basto universo somos energía creativa, inteligencia y amor de Dios que existimos bajo un eterno y maravilloso propósito. 

 

El que Es, el que ERA y el que ha de VENIR. 

Es interesante observar que en las escrituras cristianas se nos afirma de un Cristo que –esperado por los judíos- habría de venir; pero que a la misma vez ya había estado presente en los tiempos antiguos a través de los profetas.  


Este es el mismo Cristo destinado antes de la fundación del mundo, inmolado desde el principio del mundo, visto hace 2,000 años y manifestado según el escritor a los hebreos, en el Eterno hoy de Dios, también llamado: Ahora, “Fin de los tiempos o Consumación de los Siglos” 


Melquisedec, Los Rollos del Mar Muerto y el Fragmento 11Q13. 


11Q13 (11QMelch) es un fragmento de un texto, fechado a fines del siglo II o principios del I a.C., sobre Melquisedec, que se encuentra en la Cueva 11 de Qumrán en Cisjordania y parte de los Rollos del Mar Muerto. Melquisedec es visto como un ser divino en el texto y se le conoce como "El" o "Elohim", títulos generalmente reservados para Dios. [40] Según el texto, Melquisedec proclamará el "Día de la Expiación" y expiará a las personas que le están predestinadas. Él también juzgará a los pueblos. 

 

Melquisedec, Señor de los tiempos. 


De Melquisedec o Rey de Justicia se habla en tres ocasiones en la Biblia, este profeta, sacerdote y rey es mencionado en el Génesis, en Salmos y en la carta a los Hebreos. Es interesante notar que desde su primera mención en el Génesis hasta su próxima mención en Salmos transcurren cerca de dos mil años; otros dos mil años habrían de transcurrir hasta que nuevamente el escritor a los hebreos le menciona nuevamente. 

 

Uno de los primeros escritores (año 37 d. C) en relacionar a Melquisedec con el Logos o verbo de Dios fue Filón de Alejandría también conocido como Filón el Judío. 


El Segundo Libro de Enoc y Melquisedec. 

En este libro apócrifo escrito probablemente alrededor del año 70 se nos relata abiertamente de Melquisedec como de Jesucristo mismo. ¿Fue Melquisedec el Cristo eterno, manifestado también en tiempos de Noé?     

 

El segundo libro de Enoc (también llamado "Enoc eslavo")  


El Segundo Libro de Enoc (también llamado "Enoc eslavo o los secretos de Enoc") es aparentemente una obra sectaria judía del siglo I d.C. [37] La última sección de la obra, la Exaltación de Melquisedec, cuenta cómo Melquisedec nació de una virgen, Sofonim (o Sopanima), la esposa de Nir, un hermano de Noé. El niño salió de su madre después de que ella había muerto y se sentó en la cama junto a su cadáver, ya físicamente desarrollado, vestido, hablando y bendiciendo al Señor, y marcado con la insignia del sacerdocio. Cuarenta días después, Melquisedec fue llevado por el arcángel Gabriel (Miguel en algunos manuscritos) al Jardín del Edén y así fue preservado del Diluvio sin tener que estar en el Arca de Noé. 

 

Nuestra existencia en Dios. 


Después de haber viajado en el tiempo y de regreso a nuestra realidad eterna en el Cristo viviente nos damos cuenta de que: “En Él somos, caminamos y existimos.” 

 

Es esta gloriosa verdad la que nos lleva a entender la razón por la que ante Dios fuimos crucificados, sepultados, muertos al pecado, despertados o resucitados a vida eterna.  


La gran verdad es que Dios nunca nos ha dejado y que de una u otra manera se ha manifestado a su creación desde los tiempos antiguos y en diferentes lenguajes para plenitud y salvación.  

 

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