El Lenguaje de Misterio. Parte N.4 (Conocimiento Bíblico Vs. Sabiduría Revelada).
Por. Milton Alonso Granados
Ministerio del Evangelio Eterno del Principio y Fin de los Siglos.
Hablando como
humanos y la sabiduría oculta. (Romanos 6:9; 1 Corintios 3:3)
1 Corintios 3. v1
De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino
como a carnales, como a niños en Cristo. v2 Os
di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces
todavía.
Romanos 6.
v19 Hablo como humano, por vuestra humana debilidad.
1 Corintios 2. v6 Sin
embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez;
y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. v7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio,
la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra
gloria… v9 Antes bien, como está
escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado
para los que le aman. v10 Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios. v11 Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en
él? Así tampoco nadie conoció las cosas
de Dios, sino el Espíritu de Dios. v12 Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, v13 lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por
sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual
a lo espiritual. v14 Pero el hombre natural
no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y
no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. v15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas;
pero él no es juzgado de nadie. v16 Porque
¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién
le instruirá? Mas nosotros tenemos la
mente de Cristo.
Romanos
10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han
oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les
predique?
El Señor Jesús no solo enloqueció a
los sabios de este siglo, sino que también fue él quien se encargó de llevar a
cabo la ejecución del cumplimiento profético en una de las formas más
inesperadas. Para esto, habría de tomar a un hombre que no solo nunca le
conoció durante su ministerio o vida terrenal, sino que también era enemigo
declarado de Cristo y furioso perseguidor de su fe.
Es solo hasta después de la
aparición impactante, en la que Jesucristo resucitado, rodeado de gloria y
poder se presenta ante Saulo (Hechos
9:3-6) con un mensaje y un
llamamiento que vendría a desatar el principio del fin al poner en ejecución la
continuación de una de las etapas o capítulos finales en el cumplimiento del
maravilloso plan de su evangelio eterno; el cuál no solo se origina en lo más
alto “del tercer cielo o casa del
Padre de las luces”, sino que también ha sido confirmado por siempre a través del
infinito y glorioso pacto eterno
-en
el cual no hay mudanza, ni sombra de variación-, y sellado en la sangre de nuestro Señor
Jesús (Apocalipsis 14:6; Santiago
1:17; Hebreos 13:20).
Los ciegos ven.
Así como nuestro Señor Jesucristo
resucitó al tercer día, tres días de ceguera, oscuridad y que cayeran como
escamas de sus ojos (Hechos
9:18) fue suficiente para que aquel
hombre (el último y a la vez primero en ser comisionado por Jesucristo mismo
como apóstol después de su resurrección) que por primer vez veía la luz
verdadera, estuviese dispuesto a recibir
una nueva y mejorada visión por parte del Señor resucitado; finalmente
el nuevo apóstol está preparado para que su maestro, una vez más de frente y
con palabras de su boca continúe revelando las buenas nuevas contenidas en un
emotivo y apasionante lenguaje que trasciende desde lo terrenal y carnal hasta
lo eterno y espiritual. (Gálatas
1:11,12-15,-17)
Hechos 22. v11 Y como yo no veía a causa de la gloria de la
luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. v12 Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según
la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, v13 vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y
lo miré. v14 Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido
para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. v15 Porque serás testigo suyo a todos los hombres,
de lo que has visto y oído.
Ante la luz de tan impactantes
revelaciones y algunos cuestionamientos de su apostolado (I Corintios 9:1-4), Pablo afirma que su mensaje no tiene un
origen terrenal puesto que no fue aprendido de hombre alguno, ni de algún
apóstol antes que él. El origen y autoridad de su evangelio y apostolado se
deben al llamamiento y revelación de Jesucristo resucitado (Gálatas 1:1;
1:11,12,16,17,19) razón suficiente
por la que afirma que todo evangelio escrito o enseñanza que no estuviese
acorde con el evangelio entregado por *el Señor resucitado *(Gálatas 1:1; 3:1-4; I
Corintios 1:23, 2:2; Romanos 7:4,6; Gálatas 3:1-4; 2 Corintios 5:16; Romanos
11:6) estaría cayendo
automáticamente bajo maldición (Gálatas
1: 6-9,11,12)
El Evangelio de la boca de Dios.
Es importante notar como la sabiduría Divina se adelanta a
los hechos y con tal de confirmar la veracidad del mensaje entregado -por el
Señor resucitado- “al último y más pequeño de los apóstoles” (I Corintios 15:8,9) y de este modo preservar la pureza de este nuevo lenguaje; el que por
basado en la fe de lo que es eterno y espiritual; ¡y no en lo temporal de
nuestra vista! habrá de ser “de misterio y confusión para unos y de
aclaramiento y revelación para los otros;” Así pues, Dios mismo, decide hacer
lo inimaginable y por increíble que nos parezca traslada al nuevo apóstol hasta
el tercer cielo, en donde le abre las puertas de su casa y libre de
intermediarios le hace entrega directa de las buenas nuevas y la herencia
contenida en un evangelio sellado por la sangre del pacto eterno. El apóstol
afirma que estas y muchas otras afirmaciones, son verdades eternas o absolutas,
ya que las mismas provienen directamente de la “boca de Dios” (Hechos 22:14; Mateo 4:4); razón suficiente por lo que este hombre confiesa haber sido honrado
por Dios al concedérsele el honor de ser tomado en cuenta en la ejecución del
plan maestro del fin y principio de los siglos en Dios.
Efesios 3. v8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos
los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio
de las inescrutables riquezas de Cristo, v9 y de
aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos
en Dios, que creó todas las cosas.
Romanos 16. v25
Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo,
según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos
eternos, v26
pero que ha sido manifestado ahora.
Vertiendo de este modo, todas las riquezas y la herencia
que hasta entonces no había sido manifiesta, pero que recibimos hoy a través de un lenguaje
espiritual con el que se nos hace participes de los beneficios y la gloria
futura desde hoy (I Pedro
5:1) mediante el sacrificio destinado desde antes de la
fundación del mundo por el evangelio de su gracia, evangelio capaz de
trasportar nuestro hombre interior desde el presente siglo malo (Gálatas 1:4) hasta el esplendor y majestuosidad del siglo “que aunque no ha venido,
ya llegó;” (Hebreos 6:5) pudiendo de este modo experimentar nuestra realidad eterna al tomar
por la fe nuestra verdadera posición como reyes y sacerdotes (Apocalipsis 1:6) donde reinaremos junto al trono de nuestro gran Dios y eterno Salvador.
(Efesios 2:6; Tito 2:13)
Pablo (cuyo nombre significa pequeño) al ser escogido
por Dios para ser un canal de bendición a la iglesia; no solo reconoce que la
grandeza de tal revelación ha sobrepasado en gran manera el nivel de
conocimiento teológico hasta entonces manejado; sino que también reconoce la
imposibilidad de dar una explicación razonable, convincente y satisfactoria del
mensaje divino al intelecto humano; y esto por cuanto esta revelación no ha
sido declarada en palabras de humana sabiduría; antes bien ha sido destinado
para aquellos que por poseer la mente de Cristo son capaces de comprender su significado y de tomar
posesión de la herencia contenida en él.
Conozco a un
hombre en Cristo que hace catorce años... fue arrebatado al tercer cielo...
donde oyó palabras inefables (inexplicables) que no le es dado al
hombre *expresar.
2
Corintios 12:2,4.
Expresar =
Darse a entender por medio de la palabra.
Diccionario
Enciclopédico Océano Uno Color pg 663.
Desde este ángulo, sin ninguna duda podemos afirmar
que el apóstol no es más que un testigo y transmisor de una sabiduría eterna
que por no tener su fundamento en la vista (2 Corintios 4:18) de lo temporal de este siglo y por ser
manifestada en lenguaje divino misterioso de la *fe (*Romanos 4:17; 2 Pedro
3:8); no le es dado al
hombre, el poder de decidir a quién poderlo enseñar.
Hablamos sabiduría.
. ., no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo. . .más hablamos la
sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta . . .pero Dios la reveló (enseño,
mostró) a nosotros por su Espíritu. *. . Lo cual
también hablamos no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino
con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo
espiritual. I Corintios 2: 6,7,10,13.
De manera que el apóstol no es el autor (para que vuestra
fe no este fundada en la sabiduría de los hombres. I Corintios 2:5),
ni quien dé sentido, o quien pueda aclarar el entendimiento, y confirmar en el
corazón de los creyentes esta poderosa revelación celestial (Romanos 16:25); en adelante la misión apostólica, y la de
todo aquel que anuncie las verdades posicionales absolutas contenidas en la
revelación del evangelio eterno será la de un instrumento portador; siendo el
*Espíritu Santo principal protagonista y encargado de alumbrar al espíritu del
hombre y de aclarar el entendimiento en este extraño y novedoso lenguaje
misterioso que ha estado oculto, pero que ahora es revelado por Dios a sus
hijos. Fascinante lenguaje divino, que por no está limitado al conocimiento de
este siglo, ni a sus leyes temporales nos estimula por el ejercicio de nuestros
sentidos espirituales a ser imitadores de Dios, a hablar como el habla, a ver
como él ve, a ser uno con él (Efesios
5:1; Hebreos 5:14; Romanos 4:17; I Samuel 16:7; 2 Co 4:18; Juan 17:20-22).
Es evidentemente claro que a pesar de que “el más
pequeño de los apóstoles” tuvo la dicha de haber sido recibido en casa del gran
Maestro y de haberse sentado a sus pies; sin duda que la magnitud de la instrucción divina fue
semejante a un terremoto que sacudió por completo las bases de la excelente
preparación de uno de los hombres más brillantes y mejor preparados en el
conocimiento de la palabra escrita de aquel entonces. Evidentemente, el
profundo impacto de tan gloriosa experiencia fue tan grande que debieron de
pasar catorce años, antes de que el apóstol se sintiera preparado para exponer
tan maravillosa revelación (Gálatas 2:1,2), razón por
la que podemos concluir que debió de transcurrir suficiente tiempo, hasta que
el apóstol terminara de asimilar este lenguaje con el que no solamente no
estaba familiarizado, sino que también le era ajeno y totalmente desconocido.
Comprender este lenguaje sería solo una cara de la moneda; siendo la otra no
menos desafiante que la primera. El aceptar una salvación cuya base radica en
la herencia que recibimos mediante el sacrificio de Cristo -y que además ha
sido sellada con su sangre bajo el pacto eterno de la gracia de Dios- (Hebreos 10:14; 13:20;
Romanos 3:24; 11:16; Efesios 2:5-9), no
sería en ninguna manera fácil; puesto que estas verdades resultarían ¡opuestas
a la gran mayoría de conceptos legalistas provenientes de una estricta
formación farisaica! (Filipenses 3:4-10), razón
por la que el apóstol confiesa ser uno más de los que tuvieron que recurrir al
auxilio y la luz del Espíritu Santo a la hora de recibir la comprensión y
completo entendimiento de tan extraordinaria revelación.
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