A Jacob amé, a Esaú aborrecí. ¡Predestinados!


El Misterio Escondido de los Siglos. Efesios 3:9.

·        El Plan Maestro “El designio de su voluntad”.

Después de haber sido perseguidor de la Iglesia y tras la revelación recibida de Jesús resucitado, el apóstol Pablo es claro en reconocer a un Dios, que  en su multiforme sabiduría actúa con apego a su eterna voluntad y su divino propósito; razón por la que cuando hace mención de su pre-ordenamiento y divina elección es claro en señalar a un Dios: “Que hace todas las cosas en amor y según el designio de su voluntadEfesios 1:5,11.                               

Romanos 9.11(pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama), 12se le dijo: El mayor servirá al menor.  13Como está escrito: A Jacob amé, más a Esaú aborrecí. 14¿Qué, pues, diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera.
                                                                        
Fue precisamente sobre la base de su amor que Dios evitó que Esaú recibiese el dolor y las consecuencias de una primogénita que no podía sobrellevar. El plan maestro o designio divino ha sido determinado o escrito según el mejor resultado de todas las variables o finales posibles. En otras palabras, somos llamados a recibir lo mejor de parte de un Dios que pre estableció un camino lleno de buenas obras, las cuales preparó de antemano para que disfrutaramos de ellas. De ahí que nuestro éxito, dependerá en buena medida de la comprensión y apego del plan único y específico que Dios ha diseñado a favor de nuestras vidas.

El creyente podrá adorar a su Dios en espíritu y verdad, sólo hasta cuando éste acepte y no pelee en contra de su soberana voluntad; debemos entender que ni una hoja se mueve sino es por su poder.  Recibir de Dios todas las cosas (tal cual Job) y no sólo las buenas, demuestra que (tal cuál Habacuc) confiamos en Él y le alabamos sin depender de los problemas o las circunstancias que podamos estar atravesando.  Nos cuesta entender que un hijo rebelde o una nación bajo un mal gobierno es sólo parte del proceso de amor y disciplina que Dios ha establecido en su infinita sabiduría para alcanzar un objetivo mayor. Dios lo sabe todo y lo puede todo, razón por la que Jesús nos enseña a orar correctamente al pedir que sea su voluntad la que prevalezca y no la nuestra.

Job 2.10Y él le dijo: … ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
Habacuc 3.    17Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; 18Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.19Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.


En San Juan, Jesús afirma que no todos pueden venir a él, sino aquellos quienes escucharon al Padre y “aprendieron de Él."  Dejando entender de este modo que aquellos que le han recibido, lo han hecho porque han sido capaces de responder a cierto conocimiento o instrucciones previamente incorporadas por el Padre en nuestro ser desde la eternidad. Las instrucciones divinas y su eterna verdad ha sido entregada a todos, pero no todos han sido capaces de reconocer y activar el programa divino diseñado específicamente para alcanzar nuestro mayor potencial y alcanzar así el éxito y la gloria de divina en nuestras vidas.

Juan 6.44Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere... 45Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.


Es importante tener presente que los edictos divinos han sido promulgados en conformidad y estricto apego al propósito eterno con el cual Dios nos ha llamado por su buena voluntad y perfecto amor, y no sobre la base de obra humana alguna, sean estas emociones, reglas o tradiciones del hombre.         

Romanos 3.26–27 Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe DE Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. (DE Jesús) =>Gálatas 2:20.


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