6-David, El Cristo Ungido de Dios
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6-David, el Cristo
ungido de Dios.
Por. Milton Alonso Granados.
Ministerio del Evangelio Eterno del Principio y fin de los Siglos, Inc
¿En qué sentido el rey
David fue un Cristo ungido de Dios para Israel?
En la Biblia, el término “mesías” se
usa para referirse a alguien que ha sido ungido con aceite y consagrado para un
propósito especial. Es importante tener presente que, desde este contexto escritural,
cada profeta, sacerdote o rey representaba a un ungido, escogido para ser el mesías
(de la época) enviado por Dios a su pueblo.
La palabra
"Mesías" proviene del término hebreo "mashiach" (מָשִׁיחַ).
La palabra “ungido” en
hebreo es “mashiah” que significa “ungido” “consagrado” o “mesías.” Es un título que se
utiliza - tanto en la tradición
judía como en el contexto cristiano- para referirse a una persona especial,
elegida y ungida por Dios para cumplir un propósito divino.
Cabe recordar que, tanto la palabra “Mashiah” como “Christos” significan lo
mismo. En este sentido, es básicamente lo mismo decir que Jesús es el “Mesías”,
o el “Cristo”.
En el caso de David, este fue escogido para liderar el
reino de Israel. David fue ungido
por el profeta Samuel como rey de Israel. David, cuyo nombre en hebreo (דָּוִד), significa «amado,»
es un personaje principal dentro de la teología bíblica.
David, es reconocido como
rey y profeta tanto por el judaísmo, como en el cristianismo y el islam. Su
vida y obra se describen en los libros de Samuel y Crónicas,
mientras su ancianidad y su muerte se narran al comienzo del primer libro de Reyes.
Según los escritos sagrados, David fue sucesor de Saúl como
segundo monarca del Reino unido de Israel.
Este hombre, fue el escogido para liderar
una teocracia que tuvo como propósito principal instalar «el reino de Dios en
la tierra.» A David se le dio un papel preponderante dentro de la historia bíblica
al prometérsele que su reino no tendría fin.
Dios le prometió a David un reino
justo y libre de pecado. En segunda de Samuel capítulo siete, versos doce al
dieciséis, Dios le dice a David que su linaje y su trono sería establecido para
siempre. Véase (Salmo 89:3,4; 19-37; 132:11).
En la Biblia se describe la
continuidad del trono de David a través de Salomón hasta llegar a la
manifestación de Cristo Jesús y la revelación del reino de Dios espiritual (2
Samuel 23:5; Mateo 1:1-17; Lucas 3:23-38).
En el caso de la nación judía, ellos,
esperaban a uno que como el Yeshúa de Dios (יְשׁוּעָה)
o Mesías (מָשִׁיחַ) traería sanidad a la nación, libertad y
protección. Este habría de cumplir la promesa de un reino inconmovible dada a David. El
nuevo testamento, especifica que el Yeshúa de Dios, fue el nuevo Adán, el hijo
heredero, también conocido como el Cristo por ser ungido de Dios (Lucas 1:32; 1
Corintios 15:22,45).
En el Nuevo Testamento, se hace
referencia a David como un antepasado de Jesús. En confirmación de la profecía de
un reino sin fin, a Jesús se le llama “hijo de David”. Esto se debe, a que los
apóstoles de Jesús lo reconocieron como el mesías que traería un reino justo y
sin fin, según la línea de David (1 Samuel 26:16,23).
Para explicarlo en términos bíblicos,
la misión mesiánica de David fue establecer los fundamentos que prometían un
reino sin fin. La misión de Jesús, fue ser un alfa y omega, que enlazaría la profecía
dada a David y la llevaría a su completa consumación.
Así como David, completó su misión crística
en su época, en las escrituras encontramos muchos ungidos que cumplieron su
asignación y trajeron la salud y el reposo del Yeshúa divino al pueblo de Dios.
No olvidemos, que, en primer plano
escritural, Yeshúa (יְשׁוּעָה), significa: Salud, libertad, prosperidad, victoria y salvación. De
la misma manera Yeshúa, tiene relación con la palabra hebrea -utilizada en Habacuc
(3:19)- Yashá (יֵשַׁע), que significa: Seguridad,
libertad, liberación, prosperidad, socorro, salvador, salvo.
Estos
significados, nos llevan a entender, el gran valor de recibir el cuidado y la
seguridad del reposo que viene de parte de Dios.
Próximamente, Ciro el Cristo Persa,
que cumple la séptima semana de Daniel.
Por. Milton Alonso Granados.
Ministerio del Evangelio Eterno del Principio y fin de los Siglos, Inc
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