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RASTROS DEL PRETERISMO EN LA HISTORIA.
(parte 1) -
Por José María Moragues.
La vaca sagrada, idolatría.
Alguien en el Siglo XVI pensó que era buena idea crear la especulación doctrinaria, que la interpretación de la profecía bíblica es de cumplimiento futuro. Nace así el Futurismo. Y esto se dio por una motivación que, para sorpresa de todos, no es teológica, sino geopolítica.
Los reformadores de aquel tiempo, bajo su interpretación historisista e idealista, veían un paralelo entre el papado romano y el anticristo. Hasta el día de hoy en círculos protestantes se sostiene que el Papa es el anticristo mencionado en la profecía y Babilonia es Roma, o más ajustadamente el Vaticano.
Fue en ese contexto que el Papa Católico encomendó a la compañía de Jesús, hoy los Jesuitas, su movimiento de contrarreforma, la creación de una defensa de argumentación contra tal identificación, el papa igual al anticristo. Dicha tarea fue recogida por el Jesuita español Francisco Rivera (1537-1591), quien da a luz la escuela Futurista, origen del dispensacionalismo protestante. La máxima obra de Rivera fue “In Sacram Beati Ionnis Apostoli Y Evangelistate Apocoalypsin Commentari” Lugduni, (1593) tratado de unas 500 páginas donde se da por encausado de eximir al papado de los argumentos protestantes. Este fue apoyado, dándole continuidad a su tarea, por otro Jesuita el Cardenal Roberto Bellarmine (1542-1621) destacado por su estudio de Daniel capítulo 9.
Fue, sino hasta mediados del Siglo XVIII, que desde Inglaterra algunos ministros protestantes aceptaron la postura doctrinal del Futurismo, convirtiéndolo en Dispensacionalismo, constituyendo a este en un sistema doctrinario filosófico escapista, cuyo principal ingrediente fue el secuestro secreto de la iglesia o rapto. Esto sucedió entre los hermanos de Plymouth, en las conocidas Asambleas de los Hermanos, entre los que se destacaba a John Darby quien, aunque hubo otros, también fue proclamado como el padre del dispensacionalismo, el cual tenía, entre sus célebres opositores a George Müller, ministro religioso que, en sus últimos años y a causa de su trascendente tarea social, estaba vinculado a la corona inglesa.
Luego, entonces, a partir de 1918, la tierra de palestina cambia de posesión colonial, dejando de ser una colonia Otomana, turca, y pasando a ser una colonia británica. El nuevo balance político, hace favorable la idea sionista hebrea, de retorno a la tierra y mucho más cercano el sueño judío del estado propio. La corona inglesa se pronuncia a favor de dicho proyecto.
Por otro lado, y en América, a fines del Siglo XIX y comienzos del Siglo XX, en los Estados Unidos de América, a partir de Charles Scofield y a mediados del Siglo XX con Eventos del Porvenir, tratado teológico de Dwight Pentecost, avanza y se difunde el Dispensacionalismo entre las múltiples denominaciones evangélicas. Tiempo este, sugerente y sospechosamente coincidente, con el auge del movimiento Sionista en Israel, movimiento de retorno a la tierra. Es el movimiento cristiano Dispensacional Escapista quien llama al Israel actual, el reloj de Dios, atribuyéndole un trato diferencial a todas las naciones de la tierra, llamándole hoy día el pueblo escogido de Dios.
El resultado de aquello hoy, y a causa de la extendida difusión y propaganda de la escuela teológica Escapista, Israel es devuelto a su estatus de pueblo de Dios, y sus derechos territoriales reivindicados.
Entiéndame, no digo que Israel no tenga hoy derecho sobre la tierra, es que no lo tiene invocando solo la Torah. Y claro que tiene derechos a una identidad como nación, pero no más que la nación Palestina. Hoy Israel es una nación más en el contexto de las naciones de la tierra, con los mismos derechos y las mismas responsabilidades que las demás.
Demasiada coincidencia de las doctrinas con los cambios de la geopolítica internacional.
Yo mismo escuche declaraciones del actual primer ministro del estado de Israel, Benjamín Netanyahu diciendo _El estado de Israel no tiene en el mundo mejores amigos que la comunidad evangélica. Y digo yo, por simple observación que: _También es cierto que el estado de Israel, no tiene mayor Aliado que el gobierno de los Estados Unidos.
Sé, que es muy difícil asumir la argumentación a este punto y a este nivel, debido a lo difundida y extendida de la corriente dispensacional en especial entre los protestantes, pero medite por favor. ¿Cuándo fue lo difundido de una corriente de pensamiento lo que le da veracidad al mismo? ¿Desde cuando tenemos que aceptar el sistema dispensacionalista porque es el credo de la mayoría? Solo como muestra digo. ¿No es acaso el socialismo la corriente filosófica política más difundida del mundo? ¿Haremos bien en asumir, por su difusión que, esta corriente es la expresión de la verdad político económica actual? Pienso que no; y es no, en ninguna manera. Tengo un muy buen amigo que, a esta forma tan excesivamente simple de pensar, le llama muy atinadamente, la masificación de la ignorancia.
La ingenuidad es el pecado de los corderos.
Más pensando que el actual estado de Israel cuenta hoy junto a algunos estados Islámicos, entre las naciones menos cristianas de la tierra.
Aclaro como si fuera esto necesario. No soy poseedor de ningún sentimiento antisemita. Amo al pueblo hebreo, tanto como amo al pueblo palestino, o al pueblo qom, nativo de mi tierra Suramérica. Solo creo que es desleal utilizar una doctrina, con calificación de espiritualidad, para sostener intereses de poder.
Entiendo que sea, al menos difícil, aceptar la línea de pensamiento del origen del Dispensacionalismo, tan crudamente expuesto aquí. Pero permítame un consejo no pedido. Enojarse, con lo acá expuesto, solo nublará su capacidad de análisis; y ahora en este momento usted la necesita toda. No es de sabios rechazar algo que no se conoce.
Nunca nos arraiguemos a sistemas de creencias que por haberlas abrazado antes, las hemos erróneamente hecho parte de nuestro constructo incondicional e irreductible. No hagamos de estas creencias Vacas Sagradas Idolátricas. La persona de Cristo y no una doctrina, es la verdad eterna; solo Él, el rey de todo, Cristo, puede ocupar legalmente el trono, la centralidad de nuestro ser, así y para esto, fuimos creados.
Atraso, la consecuencia del dispensacionalismo.
En días de la interpretación preterista, el cristianismo libre de presiones institucionales, preferentemente en su expresión reformada y reformadora, llegó a ser una fuerza que pensó el mundo en generaciones. Muchos libres pensadores, libres de la interpretación institucionalizada de las escrituras, personificadas por el clero, sin compromiso con la Mega Institución monopólica Iglesia Católica, ni de ninguna otra, soñaron durante el Siglo XVII, un Nuevo Mundo, más libre, más cristiano, más espiritual; y se lanzaron a materializarlo dándose a la colonización de América del Norte.
Por ejemplo, el precursor de la Sociedad de Amigos, más conocida como los cuáqueros, el inglés, George Fox en 1650 decía que, toda persona humana tenía algo de Dios adentro, por esto puede tener contacto personal con el creador y por lo tanto no necesita de ningún clero que lo vincule a Dios. Esta forma de fe, no dependiente de la Institución Iglesia Anglicana, vino a dar con su expulsión. De aquel movimiento se reconoce a William Pen, quien llevó el pensamiento cuáquero a Pensilvania como pionero, influyendo sobre el pensamiento de liberación de los esclavos, igualdad del hombre y la mujer, y lucha por los derechos de las minorías, siendo fundamental en la legislación de la libertad religiosa en las colonias británicas de América.
Así también es que en 1720 llega el barco Mayflower a Massachusetts en la costa este de los Estados Unidos, con ciento dos puritanos expatriados de Europa impulsados por su sueño de libertad, igualdad y fraternidad, quienes fueron determinantes en el impulso de la alfabetización (80% en las colonias puritanas mientras que en la Inglaterra misma el índice de alfabetización era del 30%), diseñando centros de altos estudios, como Yale y Harvard, cumpliendo una labor en la composición de una sociedad ilustrada en la nueva tierra.
La historia particular de Harvard es un ejemplo de personas, que bajo la luz de Cristo pensaban la sociedad y le daban forma con arduo trabajo, con la energía que brotaba de sus convicciones.
Fue un pastor puritano, Jonh Harvard, quien dono la mitad de su patrimonio personal para que se constituya, en 1636 y con nueve alumnos, la alta casa de estudios que hoy lleva su nombre, que hoy es reconocida como una de las mayores casas Universitarias del mundo, contando con 371.000 ex alumnos vivos. Su influencia sobre la fundación de los Estados Unidos es irremplazable.
Y después, después el dispensacionalismo. Solo unos pocos más de doscientos años de escapismo dispensacionalista fue suficiente para que la iglesia de Cristo, pase de ser cabeza operativa de las naciones a cola, dejando de pensar la sociedad venidera y alienándose en un pensamiento de Stand By, uno de espera.
Pido perdón por la terminología militarista que empleo aquí. La batalla final es ahora, y lo fue siempre, por la dimensión Mental-Cultural. La verdadera guerra espiritual no consiste en gritarle al diablo enérgicamente, encerrado entre cuatro paredes. Sino más bien, en improntar al mundo con la mentalidad del reino presente de Dios y su dinámica entre los hombres.
En esta lucha, que es por manifestar lo que Cristo conquisto en la cruz del Calvario, nuestro pensamiento gobernante es vital para su éxito. Y el futurismo no condice con este propósito, solo atrasa, solo desconecta, solo arroja en descrédito a una ya poco funcional iglesia. Y la escritura nos da otra opción de interpretación, se llama preterismo.
La gran estafa de la espera.
¿Cuándo hemos solucionado algo en la vida esperando? ¿Cuándo Dios nos guio al acto de irresponsabilidad de no responder por toda su creación? ¿Cuándo fue que Dios revocó su mandato de Génesis 1: 27? ¿Bajo que embrujo de tinieblas nos encerramos en salones cada vez más cómodos? ¿Cuándo Dios nos relevó de nuestra tarea de administradores de todo? ¿Qué mentira disfrazada de argumento teológico nos relegó a la intrascendencia? Discúlpeme por el atrevimiento, pero fue el somnífero del dispensacionalismo. Y su corona de desviación, el rapto de la iglesia.
Esperar. ¡Mmmm! En la mayoría de los casos, una mala receta. Si no estás de acuerdo, piensa en cualquier situación que en tu vida haya creado un conflicto; si no la atiendes pronto solo crecerá, llevándose puesto todo a su paso, hasta muy posiblemente, tu vida misma.
Solo sentido común. Termitas en casa. Las ves y actúas inmediatamente, pero si las dejas, si esperas, van a comerse tus muebles y dormirás en el piso. Filtraciones de humedad. La mancha va a crecer, aumentará se hará una gotera, si no la reparas, tu casa se deteriorará y con el transcurrir del tiempo, será un ambiente húmedo, desagradable e inhabitable. Problemas mecánicos en tu coche. Primero un ruidito insignificante, una mínima falla, una luz encendida en el tablero de mando, luego, y si no lo reparas, una gran rotura, si no atiendes aquella falla solo crecerá; créelo se va a romper. Conflictos relacionales. Si no intervienes buscando un acuerdo, dándote a conocer, dando el espacio al otro, a los otros, solo aumentarás su gravedad. Problemas económicos. Si no rompes el circuito de manejo de los bienes que los generaron, entonces estos solo crecerán, se harán mayores, hasta que ya no los puedas manejar, se saldrán de control, desestabilizando tu mundo personal. Sistemas de abusos. Solo tienen un tratamiento, si no los cortas, solo se profundizarán, te lastimarán profundamente. Vicios. Si no los reconoces y los enfrentas, si permaneces en el pensamiento cómplice de: _yo lo manejo. Ellos te dominarán hasta esclavizarte. Enfermedad. Si no vas al médico, si no sigues el tratamiento, si no te tomas el tiempo para reestablecer tu salud, esta se irá agravando.
¿Por qué para la iglesia será diferente? ¿Esperar? Esperar no. No pasividad, no alienación, no encierro, no paredes ni techos, no al hedor soporífero del rapto.
Pero alguien puede estar pensando que, esa espera, planteada por la teología escapista, es una espera activa. No, no lo es. La iglesia se ha inventado muchas actividades para que esa espera sea disfrazada de activa, positiva. Por ejemplo, la distorsión de la guerra espiritual, encerrándose a gritarle al Diablo todo tipo de improperios. Por ejemplo, la exacerbación de las caídas en el espíritu, transformadas en un show introeclesiástico. Por ejemplo, las actividades operativas de las doctrinas de espirales emocionales, mal llamadas sanidad interior, que nos entretienen en fórmulas mágicas, pero resultan impotentes para transformarnos en una medida de Cristo. Por ejemplo, los elaborados cultos destinados a ofrecer experiencias top, que tienen como máxima expresión la industria de los recitales y las convenciones de personajes del jet set de la iglesia. Y más, penosa y vergonzosamente más.
Una Iglesia que de pensar la sociedad e influir como la levadura en la masa, se encerró a esperar separándose del mundo que la rodea, alienándose, aislándose. Realzando disciplinas que solo tienen valor real si nos sirven para la intimidad con Cristo, para la reconstrucción interior, para ser coherentes en lo que manifestamos. En otras palabras, ser útil en transformarse para transformar.
Seamos nobles, y bajo el Espíritu de Cristo asumamos la responsabilidad que tenemos, y usemos la unción de gobierno de todo que portamos para deconstruir la metavisión de la iglesia y el cristianismo devolviéndolo a sus raíces, al reino presente de Dios y su manifestación.
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