El Paraíso Restaurado (Ap.22:1-5)

El paraíso restaurado. Apoc. 22:1-5
Por. Oscar García.
Ministerio Escuela Preterista Hispana.


Apocalipsis 22:1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.
2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.
5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz de sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

1-2 La visión de la Nueva Jerusalén continúa: El ángel de la copa (21:9) muestra a Juan el río del agua de la vida, transparente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle. La escena se basa, primero, en el jardín de Edén, en el cual brotaban fuentes del suelo (Gén. 2:6) para formar un río, que luego se dividía en cuatro brazos y salía a regar la tierra (Gén. 2:10-14). Esta imagen es adoptada más tarde por Ezequiel en su visión del templo del nuevo pacto. En el antiguo pacto, el pueblo debía viajar hasta el templo para ser purificado, pero eso ya no será así, porque en los tiempos del nuevo pacto el gran lavacro de bronce en la esquina sudoeste de la casa (2 Crón. 4:10) se inclina y vierte su contenido bajo la puerta, convirtiéndose en un poderoso río de gracia y vida para el mundo, aún transformando las aguas del Mar Muerto:
Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho. Y salió el varón hacia el oriente, llevando un cordel en su mano; y midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas hasta los tobillos. Midió otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta las rodillas. Midió luego otros mil, y me hizo pasar por las aguas hasta los lomos. Midió otros mil, y era ya un río que yo no podía pasar, porque las aguas habían crecido de manera que el río no se podía pasar sino a nado. Y me dijo: ¿HAS visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá, y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río. (Ezeq. 47:1-9).
Ezequiel dijo que "en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado"; Juan abunda en esto y nos dice que a cada lado del río había el árbol de vida - no un árbol solamente, sino bosques de árboles de vida que bordeaban las orillas. La bendición a la que Adán renunció ha sido restaurada con abrumadora superabundancia, porque lo que hemos ganado en Cristo es, como dijo Pablo, "mucho más" de lo que perdió Adán:
Porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundarnA mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por un hombre, Jesucristo ... Porque si COMO por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia ... Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro. (Rom. 5:15-21; comp. 9:10).
Por lo tanto, el Paraíso no sólo es "restaurado"; es consumado, y traído a completa fructificación y completo cumplimiento en todas y cada una de sus implicaciones.

La palabra Árbol es xulon, a menudo usada con referencia a la cruz (comp. 5:30; 10:39; 13:29; 1 Ped. 2:24); en realidad, es probable que Cristo fuese crucificado sobre un árbol vivo, como dan a entender sus palabras en Lucas 23:31: "Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?" Pablo vio la crucifixión de Cristo como el cumplimiento de la maldición del Antiguo Testamento sobre el que es colgado en un árbol (Gál. 3:13; . Deut. 21:23; Josué 10:26-27). San Ireneo vio la cruz como el árbol de la vida, contrastándolo con el árbol del conocimiento del bien y del mal, por medio del cual cayó el hombre: Jesucristo "anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz [Col. 2:14]; de manera que, del mismo modo que por medio de un árbol fuimos hechos deudores de Dios, así también por medio de un árbol podemos obtener remisión de nuestra deuda". La imagen fue adoptada rápidamente en el simbolismo de la Iglesia primitiva: "El arte de la Iglesia primitiva indica una estrecha relación entre el árbol de la vida y la cruz. La cruz de Cristo, el madero de sufrimiento y muerte, es para los cristianos un árbol de vida. Por eso, en las pinturas de tumbas del siglo segundo se le representa por primera vez como el símbolo de la victoria sobre la muerte. Y recurre una y otra vez. La idea de que el tronco viviente de la cruz lleva ramitas y hojas es un motivo común en la antigüedad cristiana".
Como en la visión de Ezequiel (Eze. 47:12), el árbol de vida es continuamente productivo, llevando doce frutos, dando cada mes su fruto en un interminable suministro de vida para los vencedores (2:7), aquéllos que hacen sus mandamientos (22:14). Juan continúa aclarando que el poder del árbol de Cristo transformará al mundo entero: Las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Nuevamente, Juan no concibe esto como una bendición reservada sólo para la eternidad, aunque sus efectos continúan por la eternidad. El árbol de vida sustenta a los creyentes ahora, al participar ellos de Cristo:
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren, vivirán. (Juan 5:24-25)
Del mismo modo, Juan espera que las virtudes curativas de la cruz den vida a las naciones como tales, en el mundo; las naciones, él nos ha dicho, están compuestas de "aquéllos cuyos nombres están inscritos en el libro de la vida del Cordero", pues las naciones como tales son admitidas a la Santa Ciudad (21:24-27). El río de vida está fluyendo ahora (Juan 4:14; 7:37-39), y continuará fluyendo en un siempre creciente río de bendiciones para la tierra, sanando a las naciones, y poniendo fin a la anarquía y la guerra (Zac. 14:8-11); comp. Miq. 4:1-4). Esta visión del futuro glorioso de la Iglesia, un futuro terrenal y celestial, repara la tela que fue rota en Génesis. En Apocalipsis, vemos al Hombre redimido, traído de vuelta al monte, sustentado por el río y el árbol de vida, recuperando su perdido dominio y gobernando como rey-sacerdote con Cristo. Este es nuestro privilegio y nuestra herencia ahora, definitiva y progresivamente.
3-4 Por eso, ya no habrá más maldición, en cumplimiento de las antiguas promesas:

Así ha dicho Jehová el Señor: El día que os limpie de todas vuestras iniquidades, haré también que sean habitadas las ciudades, y las ruinas serán reedificadas. Y la tierra asolada será labrada, en lugar de haber permanecido asolada a ojos de todos los que pasaron. Y dirán: Esta tierra que era asolada ha venido a ser como huerto del Edén; y estas ciudades que eran desiertas y asoladas y arruinadas, están fortificadas y habitadas. Y las naciones que queden en vuestros alrededores sabrán que yo reedifiqué lo que estaba derribado, y planté lo que estaba desolado; yo Jehová he hablado, y lo haré. (Eze. 36:33-36).
El trono de Dios y del Cordero estará en la Santa Ciudad, como Juan da a entender en 21:3, 11, 22-23. Es notable que los ciudadanos sean llamados sus siervos - una expresión que se usa principalmente para describir a los profetas (comp. 1:1; 10:7; 11:18; 15:3; 19:2, 5 [comp. 18:24]; 22:6, 9). Como hemos visto, este ha sido un tema significativo en Apocalipsis, el cumplimiento de la esperanza de comunión con Dios en el Antiguo Testamento: Todos los del pueblo del Señor son profetas, porque el Señor ha puesto de su Espíritu en ellos (Núm. 11:29). Por lo tanto, ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Kline comenta: "Tras las imágenes de Apocalipsis 22:4 están las figuras de Moisés y Aarón. Aarón llevaba en la frente el nombre del Señor inscrito en la corona al frente de la mitra sacerdotal. El rostro mismo de Moisés fue transformado en una imagen refleja del Rostro de Gloria, el Nombre de la Presencia de Dios, cuando Dios le habló 'cara a cara' (Núm. 12:8) desde la Nube de Gloria. Como el Nombre y la Gloria son designaciones parecidas de la presencia de Dios en la nube teofánica, así también tanto el nombre como la gloria describen la imagen refleja de Dios. Decir que los vencedores en la Nueva Jerusalén llevan el nombre de Cristo en sus frentes es decir que ellos reflejan la gloria de Cristo, lo cual es decir que llevan la imagen del Cristo glorificado". Por eso, dice Pablo, todos los santos ahora ven Su rostro: "Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18). Y, porque todos los santos son sacerdotes (Apoc. 1:6; 20:6), llevamos su nombre en nuestras frentes (2:12; 7:3; 14:1), sirviéndole en su templo (7:15).

5 Como nos dijo Juan en 21:22-25, dentro de los muros de la Santa Ciudad ya no hay más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará. En nuestro estudio de "los nuevos cielos y la nueva tierra" en el Capítulo 21, tomamos nota de cómo Pedro instaba a las iglesias a llevar una vida santa en vista de la era de justicia que se aproximaba y que habría de ser introducida a la caída del antiguo pacto con la destrucción de del templo (2 Ped. 3:1-14). De manera similar, Pablo exhortaba a los cristianos de Roma a vivir piadosamente en vista de la inminente alborada del día:
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de luz. (Rom. 13:11-12).
De manera muy parecida, escribió a los tesalonicenses, arguyendo que sus vidas debían caracterizarse por el día que se acercaba, más bien que por la noche que desaparecía:
Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tes. 5:2-9).
La era del antiguo pacto era el tiempo de la oscura noche del mundo; con el advenimiento de Jesucristo ha llegado la era de la luz, el gran día del Señor, establecido a su ascensión y su plena inauguración del Nuevo Pacto:
Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre tí. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre tí amanecerá Jehová, y sobre tí será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. (Isa. 60:1-3)

Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. (Mal. 4:1-2)
Bendito el Señor Dios de Israel, que ha visitado y redimido a su pueblo ... Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó desde lo alto la aurora, para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz. (Lucas 1:68, 78-79).
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tineblas no prevalecieron contra ella. (Juan 1:4-5)
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12).
En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que nos les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios ... Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. (2 Cor. 4:4, 6).
Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo. (Col. 1:12-13).
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel se acerca. (Heb. 10:23-25).
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. (2 Ped. 1:19).

Debemos recordar nuevamente que, en la Escritura, la era del Nuevo Pacto está considerada definitiva y progresivamente como una era de luz, en contraste con la relativa oscuridad de los tiempos pre-mesiánicos. como los apóstoles contemplaban el fin de la era del antiguo pacto, durante el cual las naciones fueron esclavizadas por los demonios, hablaban de la inminente aurora como una era de justicia, cuando el poder del evangelio arrasaría la tierra, haciendo añicos la idolatría e inundando las naciones con la luz de la gracia de Dios. Hablando relativamente, la historia entera del mundo, desde la caída de Adán hasta la ascensión de Cristo, fue noche; hablando relativamente, el futuro entero del mundo es día brillante. Esto sigue el patrón establecido en la creación, en el cual los cielos y la tierra se mueven escatológicamente de la tarde a la mañana, siendo sucedida la luz menor por la luz mayor, yendo de gloria en gloria (Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31): Ahora, less dice Juan a sus oyentes lectores , Jesucristo ha aparecido, y "viene pronto", como la brillante Estrella de la Mañana (v. 16).

En su comentario final sobre la restauración del paraíso, Juan nos dice que el real sacerdocio reinará, no sólo durante un "milenio", sino por los siglos de los siglos: "El reino de los mil años (20:4-6) no es sino el principio de una vida real y una felicidad que han de continuar por todas las edades por venir. Y así, el reino de los santos del Altísimo será más verdaderamente, como escribió Daniel, 'un reino eterno' (Dan. 7:27). Esta es la 'vida eterna' de Mateo 25:46, del mismo modo que la segunda muerte, el lago de fuego, es el 'castigo ' al cual van los 'malditos'".

Dios no tiene planes de destruir este planeta en que vivimos , su plan es que todas las naciones le adoren. El dice que todas las naciones les serviran-

salmos 22:27
Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.

28 Porque de Jehová es el reino,
Y él regirá las naciones.
salmos 82 : 8
Levántate, oh Dios, juzga la tierra;
Porque tú heredarás todas las naciones.

salmos 86:9
Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor,
Y glorificarán tu nombre.

apocalipsis 15:4
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

SI el va a quemar a todas las naciones con fuego , sobre cuales naciones reinara Cristo ? cuales naciones les serviran.?

y su hijo jesucristo reina y reinara por toda la eternidad sobre todas las naciones.

salmos 2:7,8

7 Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.

8 Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.

LUCAS 1,
31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.

32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

APOCALIPSIS 2:
26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

APOCALIPSIS 12:
5 Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

su hijo comparte su reinado con su iglesia que es su esposa.
MATEO 19:28.
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
APOCALIPSIS 2:
26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

Notemos que en la tierra nueva que es el nuevo pacto y la neva jerusalen que es la iglesia y el reino de Dios hay naciones que son salvas , reyes que entran por la puerta de la ciudad , hojas que curan enfermedades .obviamente las naciones no fueron quemadas ni la enfermedad eliminada.

Finalmente 2 preguntas importantes :
si la nueva jerusalen fuera una ciudad lietral que baja del cielo...quienes viviran dentro de ella y quienes fuera m para que una tierra nueva si todos los salvos viviran dentro de la ciudad? y la otra es si la escritura enseña que los salvos reinaran con Cristo por los siglos de los siglos...y reinarán por los siglos de los siglos. apocalipsis 22:5 sobre quienes reinaran si solos los salvos viviran ?

Para más información ministerial: https://www.facebook.com/escuelapresterista.hispana

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