Jesús Vs. Yehoshua. N.2

El Presente material ha llegado a mis manos y desconozco su origen o su autor, sin embargo creo que es una herramienta muy importante para evitar confusión dentro del pueblo de Dios, con este pensamiento en mente al presentarlo aquí espero estar cumpliendo con el objetivo de escritor.

Continuación Parte N.1

2.2. Las Denominaciones: “Iglesia Del Dios Vivo Jesús El Cristo” Y “Misión Cristiana Efesios 2:20”, Y su Rechazo A La Forma Española Jesucristo 
Existen dos pequeñas organizaciones pentecostales apostólicas que se oponen a la pronunciación española del nombre compuesto Jesucristo. Estas son la Iglesia del Vivo Dios Jesús el Cristo (con presencia en México y los Estados Unidos) y la Misión Cristiana Efesios 2:20 (con presencia en Ecuador). Según ellos, la única pronunciación autorizada por Dios para su nombre en el idioma español es Jesús (con la suma completa de estas cinco letras) y cualquier variación o recorte (como por ejemplo Jesu en el caso de Jesu-cristo) cae bajo el anatema de Proverbios 30:6 y Apocalipsis 22:19 contra cualquiera que le quite o le añada a la Palabra de Dios. A continuación, ellos dicen que al pronunciar Jesu se está predicando a un falso Mesías y cualquiera que haya sido bautizado con la invocación Jesucristo está predicando otro bautismo, por lo cual debe ser rebautizado “en el nombre de Jesús” si es que en verdad desea ser salvo. Según ellos, quienes omiten la pronunciación de ésta “s” al final del nombre de Jesús, no hacen parte del remanente fiel. [37] Con esta extraña doctrina, ellos ponen tropiezo y causan división dentro del cuerpo de Cristo.     

Vamos a exponer varios puntos que nos ayudarán a desvirtuar esa errónea posición. 

 Primero, no existe ninguna porción de la Escritura que diga que la única forma autorizada para el nombre de Dios en el idioma español es Jesús (con la suma de estas cinco letras), pues en el tiempo en que se escribió la Biblia ni siquiera existía el idioma español. Como lo vimos en la Sección 1.4. de este artículo, el español (o castellano) es un idioma derivado del latín vulgar y los primeros testimonios escritos que tenemos del idioma español datan de finales del Siglo X o principios del Siglo XI. Así que toda argumentación de que la forma española Jesucristo es errónea, no tiene como respaldo a la Escritura inspirada.      

Segundo, el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en idioma griego, y los más de 5700 manuscritos del Nuevo Testamento que se han encontrado en la actualidad, dan testimonio de que los escritores bíblicos escribieron el nombre del Mesías con ciertas variantes tales como Iesous (en el caso nominativo), Iesou (en los casos genitivo, dativo y vocativo), e Iesoun (en el caso acusativo), como ya se mostró en la Sección 1.2.1 de este artículo. Igualmente, en el idioma latín el nombre del Mesías tomó las variaciones Iesus (en el caso nominativo), Iesu (en los casos genitivo, dativo, vocativo y ablativo), e Iesum (en el caso acusativo), como ya se mostró en la Sección 1.3. de este artículo. El testimonio del texto griego del Nuevo Testamento, nos demuestra que Dios permite la variación en la Escritura y la pronunciación de su nombre dentro de un mismo idioma, en consecuencia con las reglas gramaticales propias de ese idioma, pues aunque la forma gramatical difiera, el nombre continúa siendo el mismo y señalándolo a Él mismo. 

Tercero, como se explicó en la primera parte de este artículo, en el texto de Colosenses 3:17 que nos invita a que hagamos todo “en el nombre del Señor Jesús”, se omite la s final tanto en el griego como en el latín. En el griego la frase es: “en onomati kuriou Iesou” y en el latín es: “in nomine Domini Iesu”. Igualmente textos claves relacionados con el bautismo omiten la s final tanto en el griego como el latín. En el griego dicen: “en toi onomati Iesou Christou” (Hechos 2:38 y 10:48) y “eis to onoma tou kuriou Iesou” (Hechos 8:16 y 19:5). En el latín dicen: «in nomine Iesu Christi» (Hechos 2:38 y 10:48), e «in nomine Domini Iesu» (Hechos 8:16 y 19:5). Así que vemos que ni en griego, ni en latín, ni en español, tiene por qué haber problema por omitir la s final. 

Cuarto, los testimonios de los escritos más antiguos en el idioma español, nos demuestran que las formas Jesú y Jesús han estado presentes en nuestro idioma durante toda su existencia, y que ambas formas se han utilizado como válidas para referirse al Mesías, así que la diferencia es solamente gramatical pero no de identidad. (Esto ya se expuso en la Sección 1.4. de este artículo). Con el paso del tiempo, la forma Jesu se ha utilizado de manera permanente cuando va ligada al título Cristo, pues por razones de eufonía suena más agradable decir Jesucristo que Jesús-Cristo, así como suena más agradable decir vámonos en lugar de  vámos-nos. Hasta los contradictores de la pronunciación Jesucristo se han dado cuenta de esto, y por eso no prefieren decir Jesús-Cristo sino Jesús el Cristoaunque en el Nuevo Testamento griego nunca se presenta el artículo el en medio del nombre Jesús y el título Cristo. (Para más información ver el Apéndice C – La Forma Compuesta Jesucristo). 

Quinto, el idioma español así como cualquier otro lenguaje moderno, es muy flexible y ofrece una gran multitud de variedades y cambios. Por ejemplo, en el idioma español tenemos muchos dialectos que omiten o debilitan la pronunciación de la s al final de las palabras que la contienen escrita. Entre estos tenemos el costeño de la zona Caribe de Colombia, el de Andalucía Oriental en España, el de Chiapas en México, y el español de Venezuela. Así que muchas de las personas de aquellas regiones pronuncian el nombre de Jesús como Jesú o Jesuj. “Un estudio de la lengua y del discurso humanos demuestra que es un error unir la eficacia de la salvación a cierta pronunciación del nombre. Nadie pronuncia exactamente igual las mismas palabras; las impresiones de la voz son tan únicas como las huellas digitales… ¿Si la salvación depende de la pronunciación exacta, qué le sucede a la gente con impedimentos, acentos, o dialectos? ¿Qué le sucede a la gente cuyos idiomas no contienen ciertos sonidos? Por ejemplo, el griego no tiene el sonido ch, y el coreano no tiene el sonido final s”. [38]  “¿Cómo puede la mente sensata de un cristiano que está despierto espiritualmente, creer que el Dios Todopoderoso va a detener su salvación por causa de una “S”?”. [39] El nombre de Dios no es eficaz por una cierta vibración de las ondas sonoras, sino cuando ponemos nuestra fe en lo que representa y en Aquel a quien indica.  (Ver la Sección 1.1.2. de este artículo) 

Sexto, la gramática “es el arte de hablar y escribir correctamente, esto es, conforme al buen uso, que es el de la gente educada”. [40] Todas las obras de gramática del idioma español, coinciden en afirmar que la forma correcta es Jesucristo y no Jesus-cristo. (Para más información ver el Apéndice C – El Nombre Compuesto Jesucristo). Así que nosotros no podemos ignorar la gramática por el simple hecho de que ésta contradiga nuestra teología, ni tampoco podemos torcer el texto de Santiago 3:15 para afirmar que la gramática es “sabiduría terrenal, animal o diabólica”. A lo que se refiere Santiago con esos calificativos, son a los celos amargos y a la contención los cuales generan perturbación y toda obra perversa (Ver Santiago 3:13-16).        
  
Séptimo, el bautismo “en el nombre de Jesús” o “en el  nombre de Jesucristo” corresponden al único bautismo bíblico del que habla Efesios 4:5. “Jesús es un nombre, mientras que Señor y Cristo son títulos que distinguen al Señor Jesús. Cualquier ser humano puede llamarse Jesús, pero Señor y Cristo son títulos que solo pueden ser aplicados al Señor Jesucristo. La Biblia enseña que en el bautismo es indispensable que se mencione el nombre de Jesús, por eso las frases “en el nombre de Jesús”, “en el nombre de Jesucristo”, “en el nombre del Señor Jesús”, etc., son equivalentes”. [41] Asimismo, “Usted puede echar fuera demonios en el nombre de Jesucristo, o de Jesús, y le obedecerán. Recuerde además que el nombre original del Señor es Yehoshua, abreviado como Yeshua, el cual no contiene una “s” final. El abreviarlo no lo convierte en otro nombre. Aún el nombre de YHWH podía ser abreviado en las Escrituras (“Todo lo que respira alabe a Jah.” Salmo 150:6)”. [42] 

En conclusión, no hay ningún problema si se dice Jesús o Jesú, siempre y cuando tengamos fe en aquel que es el Salvador y utilicemos su nombre con reverencia. Animamos a los hermanos a ser “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4:3) y en no ser causa de división o poner tropiezo a los demás. 

  

APÉNDICE A. 
Resumen de la Evolución del Nombre del Mesías Desde el Hebreo Hasta el Español Moderno 

Forma 

Idioma 

Explicación 

Yēshūa 

(יהושע) 

Hebreo 

Variante abreviada de Yəhōshūa que significa Dios es Salvación. Como el hebreo antiguo no tenía vocales, el nombre estaba representado por las cuatro letras Y'-Sh-V-A (Yod-Shin-Vav-Ayin) 

Iēsoũs 

ησοῦς) 

Griego 

Se hizo una transliteración así: 
(1º) Como en griego no existe el sonido de la letra yod (Y), ésta se reemplazó por el sonido combinado de las letras griegas iota-eta “Ιη” que suena así: “IE”.  
(2º) Como en griego no existe el sonido de la letra Shin (Sh), entonces se reemplazó por el más cercano posible que fue el de la letra griega Sigma (s) que produce el sonido “S”.  
(3º) La letra hebrea Vav (V) suena como “U”. Este sonido se reprodujo con el diptongo griego Omicrón-Ipsilón "ou" que es una coincidencia exacta al sonido que deseaba reproducir. 
(4º) La letra hebrea Ayin tiene el sonido “A”. Pero para los griegos esta terminación en “A”, hubiera sonado como si se tratara de un nombre femenino. Por esta razón se omitió el sonido final “A” y se cerró el nombre con el sonido “S” que le dio una correcta presentación masculina.      
Iesus 

(Ieʃus) 

Latín 

El idioma latín tenía una coincidencia perfecta para los sonidos con los que anteriormente se había transliterado al griego, por lo cual: 

(1º) Reemplazó a la Iota (Ι) por la i consonante (Ι). 

(2º) Reemplazó a la Eta (η) por la E.   

(3º) Reemplazó a la Sigma (s) por la S. 

(4º) Reemplazó al diptongo Omicrón-Ipsilón "ou" por la “U” vocal.   

Jesús 

Español 

El idioma español proviene del latín. En el español antiguo el nombre se continuó escribiendo tal como en el latín, o sea Iesus, pero la pronunciación fue diferente a la latina porque por la influencia de los moros, en Castilla se le dio a la i consonante un sonido gutural como el de la “g” en los casos “ge” y “gi”. También se utilizaron otras variantes para escribirlo como por ejemplo Ihesus que no alteraba la pronunciación porque la “h” era muda, o las formas Iesu e Ihesu que omitían la “s” final y por lo tanto también se constituyeron en variantes de su pronunciación. Igualmente, en el español antiguo se utilizó la forma alargada de la “i”, es decir “j”, para representar a la i consonante, pero esta “j” solo se empezó a catalogar como una letra independiente que recibió el nombre de “jota” hasta mediados del Siglo XVIII. Desde entonces ha sido el estándar escribir el nombre como Jesús. Sin embargo, a causa de los acentos, muchos hispanoparlantes actuales no pronuncian la “s” final, por lo que dicen “Jesú”. 

  

  

APÉNDICE B. 

La “i” Consonante y Su Sonido En Español Como “j” 

  

Se presentan algunas citas de varios autores que nos informan que desde sus comienzos el idioma español dio a la i consonante el sonido de la “g” cuando es gutural, es decir como en “ge”, “gi”, y que esto lo recibimos de los moros. Ya en 1492, Antonio  de Nebrija propuso que siempre que se hallara la i consonante ésta se escribiera en la forma alargada como “j”, pero solo fue hasta mediados del Siglo XVIII en que los lexicógrafos separaron definitivamente a la i consonante de la i vocal por medio del símbolo “j”. 

  

Antonio González Reguera, en su Colección de Poesías en Dialecto Asturiano, nos dice:   

  

De la i escrita como j la cual equivalía a la i consonante cuando hería una vocal, los castellanos formaron ya en el siglo XII un sonido medio entre la i y la x imitando a los orientales;… usando indistintamente de la i ó de la j antes de vocal, según se advierte en infinitos documentos del antiguo castellano”. [43] 

  

Antonio de Nebrija publicó en 1492 (el mismo año en que Cristobal Colón llegó a América) su Gramática Castellana. Esta se constituyó en la primera obra que se dedicaba al estudio de la lengua castellana y sus reglas. Allí se dice: 

  

La i tiene dos oficios: uno propio, cuando usamos de ella como de vocal, como en las primeras letras de estas dicciones: ira, igual; otro común con la g, porque cuando usamos de ella como de consonante, ponémosla siguiéndose a, o, u, y ponemos la g si se siguen e, i; la cual pronunciación, como dijimos de la g es propia nuestra y del morisco, de donde nosotros la pudimos recibir… 

  

Eso mismo la i tiene… dos [oficios]: uno, cuando es vocal; y otro, cuando es consonante, el cual concurre con la g, cuando después de ella se siguen e, i. Así que, dejando la… i, en sus propias fuerzas, con una figura que añadamos para representar lo que ahora escribimos con… i, cuando les damos ajeno oficio, queda hecho todo lo que buscamos, dándoles todavía a las letras el son de su pronunciación. Ésta podría ser… la j luenga, porque no seamos autores de tanta novedad… 

  

Tienen entre sí las letras tanta vecindad y parentesco que ninguno se debe maravillar, como dice Quintiliano, porque las unas pasan y se corrompen en las otras; lo cual principalmente acontece por la interpretación o por derivación… de donde manifiestamente demostraremos que no es otra cosa la lengua castellana sino latín corrompido… La i… corrómpese en i consonante, como de iesus, Jesús…”. [44] 

  

El Diccionario Universal Francés-Español y Español-Francés, elaborado bajo la dirección de D. Ramón Joaquín Domínguez, dice: 

  

Jota:… Esta letra se denominó antiguamente i consonante, i consonne: a distinción de la i vocal, i voyelle, confundiéndolas con frecuencia en la pronunciación y diciéndose por ex. Ierusalem o Jerusalem… pero hasta mediados del [Siglo XVIII] no se convinieron los lexicógrafos en separar la i consonante de la vocal [bajo el carácter de una i alargada que conserva]… ǁ J La forma de este carácter tiene la ventaja de dar una idea clara y precisa de la posición del órgano que ejecuta su pronunciación. En efecto la lengua inmóvil y tendida con la punta un poco encorvada hacia abajo presenta naturalmente la figura de una jota horizontal de esta maneraı¬ sin sufrir otra variación en la escritura que su colocación vertical. ǁ J tiene el mismo sonido articular que la g suave en las dicciones, ge, gi, como gibier,  general, y por eso en éstas articulaciones se usa casi exclusivamente de la g pero en las que entran las vocales a, o, u, ja, jo, ju, se emplea con más generalidad la j”. [45] 

  

Luís de Olod, en su obra Tratado Del Origen y Arte de Escribir Bien, publicada en el año de 1766, ya hace una diferenciación acerca de lo que se debe o no escribir con “J”.    

  

Jota. El nombre de esta letra le hemos tomado de la Lengua Griega, aunque el carácter á que esta le aplica, es diferente del nuestro, así en la figura, como en el valor; pues en ambas cosas corresponde á la i vocal, no habiendo en aquel idioma i consonante, y así se pronuncia suavemente iota. La lengua Latina, aunque tiene i consonante, no la distinguió en lo antiguo de la i vocal por la figura, ni aún por el sonido, que según la opinión de Sabios Críticos era igualmente suave en una, y otra. Pero nosotros siguiendo la pronunciación que hemos dado à esta letra, la pronunciamos Jota, ò Ijota con sonido gutural fuerte, semejante al de la G, y de la X, quando se pronuncian también guturales. En lo impreso se acostumbra poner sobre la j minúscula un punto à imitación del uso introducido en el Latin; más esto se pudiera escusar por inútil no menos en Castellano, que en aquel idioma, distinguiéndose bastantemente este carácter por su figura sin necesitar de punto. Fuera de que, si la J mayúscula no le tiene, ni le ha menester, parece no hay razón para que le tenga la minúscula. 

Para distinguir en lo escrito la J de las otras letras que se equivocan con ella en el sonido, se debe suponer que asi como el usar la G para la pronunciación gutural fuerte con la e, y con la i es propio de la escritura Castellana: asi también lo es el usar de la J para la pronunciación gutural con las vocales a, o, u: à cuyo fin se observarán las Reglas siguientes. 

Primera. Las silabas Ja, Jo, Ju, se deben escribir en Castellano con J, como jactancia, joven, justicia: exceptuándose de esta regla algunas voces que según su origen, y el uso más común, y constante se escriben con X, cuyos casos se señalarán quando se trate de esta letra. Segunda. Las silabas Je, Ji, aunque conforme à la regla general establecida se deben escribir con G; sin embargo, como excepción de ella, se escribirán con J los nombres Jesus, JerusalenJeremias; y también los diminutivos, ò derivados de los nombres que acaban en ja, jo como de paja, pajita: de viejo, viejecito”. [46] 

   
APÉNDICE C. 

El Nombre Compuesto Jesucristo.

Continuará... 

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