Nacidos de Dios (La obra vicaría de Cristo)
Para mí
creer en la obra sustitutoria del Señor Jesús es creer que yo he sido castigado
en el Señor Jesús. El castigo de mi pecado es la muerte, pero el Señor Jesús
sufrió la muerte por mí; por consiguiente, he muerto en Él. Su muerte ha
terminado con nuestra vida pecaminosa, y su resurrección nos ha dado una vida
nueva. No puede haber salvación de otro modo. Decir que Él murió por mí es
decir que yo ya he sido castigado y he muerto en Él. Estar unido a Él quiere
decir experimentar todo lo que Él ha experimentado. Por eso para el que cree en
la muerte del Señor Jesús como sustituto su posición es igualmente la de haber
resucitado con Cristo …todo cristiano nacido de nuevo ya ha sido resucitado en
el Señor. Sin embargo, el apóstol Pablo en Filipenses todavía nos insta a
experimentar “el poder de su resurrección.”
El que es
aceptado en Cristo es tan aceptable como Cristo …y su posición es: todo lo
que Cristo ha experimentado es suyo. Incluso si un creyente es en su
experiencia totalmente ignorante del poder de resurrección de Cristo (Fil.3:
10). Nosotros hemos nacido de Dios, y por consiguiente tenemos su vida (2 P.1:
4). Puesto que esta vida es de Dios y no puede morir, se desprende que todo
nacido de nuevo que posee esta vida se puede decir que posee la vida eterna.
Como la vida de Dios desconoce por completo la muerte, la vida eterna en el
hombre no muere jamás. Se establece una relación vital con Dios en el nuevo
nacimiento.
Se parece al
antiguo nacimiento de la carne en que es una vez y para siempre. Una vez que el
hombre ha nacido de Dios, Dios nunca podrá considerarlo como no nacido de Él.
Por infinita que sea la eternidad, esta relación y esta posición no pueden ser
anuladas. Lo que Dios otorga es vida eterna. No hay ninguna posibilidad de que
esta vida y esta posición sean abrogadas.
Aunque la vida recibida sea perfecta espera ser madurada. En el momento
del nuevo nacimiento la vida no puede estar ya plenamente desarrollada. Es como
una fruta recién formada: la vida es perfecta, pero aún es inmadura. El
Espíritu Santo puede llevar a la persona a una victoria total sobre el cuerpo y
el alma.
El hombre espiritual. Watchman Nee. Páginas
66-69.
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